No digas "SI" cuando quieras decir "NO"

A todos nos ha pasado alguna vez. Tener que decir que "sí" forzados por las circunstancias y después arrepentirnos por ello. Para evitar este tipo de situaciones, es conveniente seguir estas recomendaciones.

1) La inseguridad y el miedo a perder el afecto o la aprobación de los demás hace que, muchas veces, vayamos en contra de nuestros propios deseos.


2) Hay que pensar, sin embargo, que los demás no nos querrán menos porque defendamos nuestros intereses. Todo lo contrario, si nos hacemos respetar, puede que, incluso, seamos mejor valorados.

3) Es necesario, por lo tanto, querernos un poco más a nosotros mismos y conseguir el valor necesario para atrevernos a decir "no". Es posible que nos cueste al principio, pero a medida que vayamos practicándolo, nos veremos con la valentía necesaria para hacerlo sin titubear.

Hay una serie de técnica que nos pueden ayudar a conseguirlo sin molestar a los demás. Una de ellas es hacerlo en dos tiempos, es decir, posponer la decisión para más adelante, aunque dejando entrever que la respuesta, posiblemente, sea negativa para decir, finalemente, que "no". Otra buena idea es proponer una alternativa para satisfacer a las dos partes.

El problema de dejarlo todo para mañana


Hay personas que tienen la tendencia de dejarlo todo para el último momento, lo que les lleva a realizar sus obligaciones de forma apresurada y poco satisfactoria. ¿Qué se puede hacer para evitar esta forma de actuar?
Por regla general, las tareas que se dejan para el final suelen ser las más farragosas y complicadas de realizar. Las personas que aplazan habitualmente estas obligaciones, tienden a pensar que más adelante se verán mucho más capacitadas para hacerlas.

Se trata, por lo tanto, de un optimismo excesivo: "seguro que mañana estaré en mejores condiciones para hacerlo", suelen pensar y, de esta manera, se quitan el problema de encima aunque sólo de forma momentánea ya que, al día siguiente, se lo volverán a encontrar.

Para acabar con este tipo de actitud, hay que aprender a ponerse manos a la obra cuando sea necesario, sin esperar a que nos visiten las musas. "La inspiración existe pero tiene que encontrarte trabajando" decía el gran Picasso. Para motivarse, se puede elaborar una estrategia incentivadora. Por ejemplo: por cada 10 minutos de trabajo, nos tomamos un descanso de dos minutos, o bien un pequeño premio como tomar un caramelo, dar un corto paseo... Y así hasta terminar completamente las tareas. ¡Mucho mejor que postergarlo!

Frase de la semana

No soy responsable de los demás. Todos estamos bajo la ley de nuestra propia conciencia.